5/06/2021

EL CINE COMO FORMA DE CONCIENCIA

Busco alguna película hecha como forma de exponer ideas estéticas contemporáneas, pero tropiezo con películas "sobre" arte contemporáneo, con películas en las que los artistas contemporáneos son actores, o películas "sobre" artistas contemporáneos. Por tanto, con productos que asumen que el cine es un reflejo o una explicación de la realidad. Para el público, desde luego, el cine es eso incuestionablemente. 

El Estado y la Iglesia, por ejemplo, son respetados en tanto que entidades que no recaen en personas concretas. Sí tienen sus "representantes", más o menos estimados, y más o menos cambiantes, pero que no forman parte esencial de esas instituciones. Pero para el público el cine es algo muy diferente: no es una institución, sino una forma de conciencia asumida como propia; tampoco tiene "representantes", ya que sus autores y promotores, al permanecer tras el plano de la pantalla (hacia el lado del espectador), dejan de existir. El público interpreta una película como un selfi; como esas fotos de grupo tomadas con temporizador, o como esas sesiones de sexo grabadas por sus propios protagonistas. Hay muchas personas que no distinguen cuándo hay un cámara y cuándo no lo hay; tampoco cuándo una toma es real y cuándo es un "montaje". Y por tanto, tampoco hay muchas personas que perciban intenciones estéticas, económicas, o políticas, hasta el punto de no llegar a sospechar que existan. En el caso más extremo, el espectador es quien estaba allí, mirando, como si de Dios ommisciente se tratara, y lo acontencido pasa a formar parte de sus acontecimientos vitales. Y no solamente eso, sino que cada uno de nosotros, a pesar de ser consciente de todos estos hechos, puede participar del cine de esa manera: en "modo espectador inconsciente".

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