Ahora me doy cuenta de que el valor de la literatura de Annie Ernaux es el de estar escrita en pasado. Cuando leí Las horas sentí una gran nostalgia, y solamente ahora me doy cuenta de que es porque no hay futuro en sus líneas. Y no hablo de la naturaleza propia de un diario o una biografía, sino de la ausencia de un porvenir. Algo que creo caracteriza la vida cultural europea actual, en la que el poder ya no propone ningún objetivo más allá de su propia supervivencia. Tradicionalmente los artistas se "relacionaban" con un flujo general (apartándose, arrepintiéndose de no participar en él, pretendiendo cambiar su rumbo...). En Ernaux no siento ese fluir de la realidad hacia una meta. Esto podría interpretarse como una consecuencia de la edad de la autora, pero hay que tener en cuenta que las personas somos inmortales en la medida, como escribió Unamuno, en que no podemos concebirnos inexistentes. El futuro es siempre un horizonte lejano.
18.11.23
ANNIE ERNAUX: ACERCA DE LAS HORAS
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