El viernes tengo trabajo en Villarcayo. Siguiendo mi gusto por lo marginal (lo que queda en el límite de un orden, sobre todo físico), no visitaré ningún monasterio, iglesia, museo o palacio. Ni siquiera me detendré en el centro. El azar me ha puesto tras la pista de una locomotora abandonada, (una antigua locomotora de vapor, modelo "Mikado"), que oxida su mole en la también abandonada estación de tren.
En imágenes como éstas, de Mielgo y (quizá) Miguel Ángel Rodríguez, se ve que la imponente máquina no puede pasar desapercibida en una fotografía aéra. Así que eché mano de las muy útiles ortofotos del Ministerio de Agricultura, y enseguida di, primero con la abandonada línea de tren, después con la estación y sus inconfundibles edificios anejos, y finalmente con la locomotora, como una franja marrón que se aprecia claramente junto a la cruz blanca en la imagen inferior:
El origen de la denominación "Mikado" para ese tipo de locomotoras es tan peregrino como la elección del destino de este viaje mío a las Merindades, así que voy a continuar en esa línea componiendo un haiku:
Locomotora
Abandonada y vieja
Una hoja seca
Locomotora
Abandonada y vieja
Una hoja seca
3 comentarios:
Con tu permiso:
Carne de hierro
Muerta sobre la vía
Destino apagado.
Y lo de Mikado... Como no sea que lo imponente de la máquina recuerde a los emperadores japoneses... O sea, que acabo de incurrir en otra 'peregrinez'... jis... jis...
lo imponente...
Al parecer los fabricantes de ese tipo de locomotoras recibieron un pedido importante de Japón, y como Mikado era un nombre asociado entonces a ese país, a partir de ese momento la máquina pasó a denominarse también Mikado.
Y me ha gustado mucho el Haiku.
:)
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