Maravillosos días de verano los que disfrutamos ultimamente a orillas del Cantábrico. En la pausa para descansar de unas clases, nos asomamos a nuestra "sala de espera" del muelle de Churruca, en Portugalete. Siempre sopla brisa allí. El agua, cuando se mueve como ayer, aparece de un color azul intenso. La marea alta crea la impresión de que la distancia que nos separa de la otra orilla es mayor.
Esta luz cambiante del Cantábrico es peligrosa. Hace que nos confundamos con los colores. A veces mucho.
En la verja que separa el paseo del tren crece esta enredadera. Es la planta que produce la flor de la pasión (Passiflora), una especie de follaje un tanto desordenado, cuyas complicadas flores, de aroma y aspecto extraños, son su mayor atractivo. Los frutos (la maracujá), todavía verdes, se vuelven después anaranjados. Éstos son de una variedad de poca pulpa, que no resulta demasiado sabrosa.
5 comentarios:
Me has regalado un doblemente sabroso café, y ya sabes que cuando la menda habla de café es como si hablara de Dios.
Buenas y grisáceas tardes mediterráneas, amigo Glo.
:)
Herrliche Farben.
Schöne Bilder.
Gruss, Trudy
Gruss.
:)
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