Ayer cruzamos la frontera y nos llegamos a San Juan de Luz. Esta vez no visitamos Ciboure (Ziburu), ni Sokoa, sino que nos entretuvimos en pasear las calles del centro y nos acercarnos a la playa. La Semana Santa española se notaba en la calle, atestada de turistas. Precisamente por los turistas no quisimos acercarnos a Biarritz ni a Bayona, y en el mismo San Juan de Luz, tomamos la carretera que discurre paralela al curso del río Nivelle, hasta Ascain. En un prado, junto a la carretera y el río, convertido ya en ría, paramos a comer.
Tras la pausa, pensamos que sería interesante llegarnos a Itzea, la casa de los Baroja en Vera de Bidasoa. Teníamos dudas porque se calculan mal las distancias y la dificultad de los trayectos por los mapas. Aunque no había hecho nunca el camino, la estupenda señalización nos condujo sin problemas por el ordenado paisaje a la cerretera que asciende hasta el collado de Ibardin. Una carretera peligrosa, por cierto, que sólo tenía de bueno el asfalto, y no en todos los tramos. A evitar de noche o un día de niebla. El tramo navarro, en cambio, sí disponía de marcas pintadas, señales y biondas de protección. Tras un viaje que nos pareció corto, llegamos a Vera, y enseguida identificamos la casa, que sigue encontrándose a la entrada de la población según se llega desde Francia.
Algo de turismo "literario" sí esperábamos, pero mucho más del que encontramos. Deduzco que los curiosos somos siempre igual de discretos que los que vimos, y de lo que fuimos nosotros mismos. Nos gustó el arroyo que discurre junto a la casa (entre cuyas piedras se esconden truchas), y nos pareció simpática una fuente que se encuentra en la bifurcación del camino. En la propiedad de los Baroja crecían varios cedros, ya gruesos; una Wisteria; algunos ejemplares lozanos de laurel-cerezo en plena flor, y dos lagerstroemias, de corteza lisa y amarillo-anaranjada, todavía dormidas, que sostenían en sus nudos algunos helechos por único verde.
De nuevo en camino, y antes de volver a Sestao, nos acercamos a la playa de Hendaya, desaparecida en gran parte bajo la marea alta. Reparaban el antiguo casino de los estragos causados por el mar.
2 comentarios:
Qué casualidad, yo también estuve ayer en San Juan de Luz...
Es el destino...
Un saludo, gin.
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