Un último vistazo al parque Amador Palma de Sestao, antes de que sólo quede de él un puñado de fotografías de aficionado. Con mucho mayor delito preceden a esta desaparición las de la torre medieval y la iglesia del Carmen, demolidas por la estulticia y la mala fe de personas que carecían tanto de formación cultural como de estima por el lugar que administraban.
En este caso son la falta de previsión en el trazado del barrio y la gran necesidad de aparcamiento, lo que obliga a la desaparición de la mejor de las pocas zonas verdes de Kueto.
Esta franja de tierra apelmazada no es gran cosa seguramente. Para algunos, poco más que un meadero de perros, y el lugar de reunión de algunos chavales que les dan miedo sin motivo alguno.
Para mí, sin embargo, su contemplación ha sido un alivio mayor que la del horizonte del mar. Y creo que no soy el único que se acercaba a estar un rato sentado, tomando el sol o el fresco, en algún tramo de sus largos muros de mampostería, a contemplar el suave cambiar de los árboles y de la hierba con las estaciones.
Ahora, con la llegada de la primavera, está cuajado de margaritas silvestres, que nadie ha sembrado. Los ciruelos rojos, que aquí no florecen con la abundancia con que lo hacen en otros lugares, lucen, en cambio, una preciosa copa de color granate brillante.
Los cipreses, y no digamos los cedros, se habían convertido ya en señores árboles, y un pequeño magnolio, que no sé porqué se ha quedado raquítico, nos ha regalado dos únicas y preciosas flores antes de desaparecer.
6 comentarios:
Así va la cosa en todas partes. Hay que hacer sitio para los coches. Hasta el desastre final.
No sólo la naturaleza, sino también los seres humanos estamos en la misma lista de cosas que sobran.
Un saludo, Juan Luis.
De este modo el ayuntamiento trinca una pasta con los automovilistas, que tampoco se trata de hacerles un favor.
Un abrazo desde una tarde aparcado en mis tareas.
Ciertamente, nómada. Porque las plazas que se están constrendo vuelven a ser propiedad de la administración pública al cabo de unas décadas.
Yo, por mi parte, dejo bien expedito el camino a quienes deseen acceder, tanto las plazas de aparcamiento de pago, como las autopistas de pago, los túneles de pago, y demás medios indirectos eludibles de recaudación de impuestos.
Agur a lo único que merecía la pena de vivir en este centenario edificio, agur a los 35 chopos que cuando sopla la ciclogénesis parecen acariciar los cristales de mis ventanas, agur a mi alarma particular de los comienzos de cada estación, agur a ese arbolito que tanto me flipa, en pleno enero florece!, agur a los magnolios que sirven de ambientador natural, agur a los cipreses y sus frutos que tantas veces me han golpeado la cabeza, ... en definitiva, agur a mi pequeño pulmón auxiliar.
Saludos
Bienvenida, Eguzkilore. Gracias por tu sentido comentario sobre el parque.
Un saludo.
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