24.5.10

LA ISLA MONASTERIO



Estuvimos en Mundaka. Era un día del final de la primavera. Compramos algo de pescado en el puerto y nos asomamos al mar. Yo siempre había pensado que la isla de Ízaro era poco más que un peñasco imposible de habitar, pero en la luz de la mañana observamos que su superficie era de color amarillento, con líneas verdes oscuro, como si se tratara de campos segados separados por setos. Nos pareció tan sorprendente que alguien pudiera cultivar aquel lugar que preguntamos a dos mujeres que hablaban en el pretil del acantilado. La isla no está habitada ahora, pero sí lo estuvo por una comunidad religiosa que dejó algunas construcciones de las que hoy sólo quedan ruinas. Las durísimas condiciones a las que está sometido el islote les obligaron a abandonar aquel retiro en el siglo XVII. Pero nosotros nos quedamos sin saber si alguien cultiva aquellos campos ahora... Las islas encierran siempre algún misterio. Podría ser el comienzo de alguna de esas románticas aventuras barojianas protagonizadas por un vasco intrépido...



Por suerte o por desgracia ya no es necesario fletar un bajel y contratar una tripulación armada hasta los dientes. Una foto aérea muestra la realidad del yermo. Las franjas eran antiguas separaciones de cultivos, hechas con piedras, del monasterio cuyas ruinas se aprecian más claramente. La violencia del viento y del mar habrá mantenido cubierto sólo de hierba rala lo que no estaba protegido por las piedras.




Resulta inquietante esta interpretación del Gloria de la Misa de Nuestra Señora, de Guillaume de Machault. Suena más fiera que piadosa.

2 comentarios:

Mertxe dijo...

He dejado pasar un tiempo, que se me ha hecho interminable, para que pudiera abrirse el vídeo. (Y, aún así, lo ha hecho en plan intermitente, o sea, como siempre con mi paupérrima conexión.) Pero ha sido un buen acompañamiento para mi lectura.

Buenos días, Glo.

Glo dijo...

Buenos días, Mertxe.

Este canto me recuerda a las canciones populares de la tierra de mi padre, en el sur de Cantabria. El aislamiento permitió que ese universo medieval sobreviviera hasta hoy.

Un saludo.