24.2.11

PICADO DE ALIGUSTRE Y SOLAR



Ya había fotografiado este estupendo ejemplar de Ligustrum Japonicum, pero nunca desde esta posición.

En el momento en que se termina de urbanizar y se plantan los árboles, comienza una lucha sorda pero encarnizada entre las plantas y la municipalidad. La naturaleza de los árboles es crecer, y el resultado de ese crecimiento son baldosas reventadas, bordillos removidos y canalizaciones obstruidas. Los gobernantes locales, entre la espada y la pared, adquieren un comportamiento esquizofrénico: con una mano plantan, y con la otra podan lo plantado hasta aniquilarlo. El resultado es que en las ciudades hay pocos árboles viejos. Finalmente, se decide que lo mejor es abandonar la plantación de especies arbóreas. Pero hay que tener contento al electorado, y para ello se sustituyen los antiguos álamos, plátanos, olmos o castaños, por arbustos grandes. Y nadie en la manada nota la diferencia. El aligustre (Ligustrum japonicum), fue quizá la primera especie de arbustos en relevar a sus mayores y dar comienzo así a la moda de los chupa-chups. Pero su tiempo de gloria ha pasado. Ahora triunfan los arbustos pequeños injertados al final del tronco de una especie compatible. Aquel fuerte aroma dulzón y el austero verde oscuro (alegrado algunas veces por las manchas amarillentas de la variedad "variegata", valga la redundancia), han sido sustituidos por las coloridas flores del Callistemon lanceolatus o la Nerium oleander, que forman los chupachups que reinan ahora en nuestras calles. Nunca llegarán a ser grandes árboles, pero no hay problema porque ni siquiera recordamos lo sucedido el año pasado.



Ambas fotografías están tomadas en Zalla.

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