5.12.11

EL OTRO

Me encuentro en un pequeño cuarto, una de cuyas paredes es un gran espejo, y quiero acceder al espacio que veo al otro lado. Pienso que quizá la otra puerta esté abierta, aunque no he probado si la mía lo está. Me obceco, pero mis intentos son en vano porque otra persona semejante a mí (realmente semejante) hace los mismos movimientos y al mismo tiempo. Es enojoso y frustrante, pero no dejo de intentarlo de muchas maneras. Todas y cada una de ellas tienen su correspondencia idéntica en el otro y conducen al fracaso.

1 comentario:

Mertxe dijo...

Es especialmente peregrino mi comentario de hoy. Mucho. Pero leyendo tu entrada recuerdo lo que sentí al encontrarme con Annie Ernaux por primera vez. Fue con La Place, y sentí, aunque ya he dicho alguna vez que con felices excepciones, como si me encontrara ante un espejo. Después he visto que muchos de sus lectores han sentido lo mismo: nos hemos visto retratados pero, al revés que tú, intentando escapar por nuestra propia puerta.