Yo me crié entre descampados. Era lo que quedaba entre la industria pesada y una densa trama urbana. No había nada más. Pasaba miedo algunas veces al adentrarme en ellos. Siempre amenazadores. Siempre feos. Pero como sucede con todo lo relacionado con la infancia, terminaron por convertirse en lugares añorados. Cuando llegó Tarkovski (en Stalker, por ejemplo), me sentí identificado. Era mi mundo. El ruso nos recordó que aquellas escombreras estaban llenas de cierta poesía. Él las utilizó para decirnos (eso pienso yo) que también desde toda esa basura podía llegarse a Dios.
4 comentarios:
me encantan los descampados.
La tierra de nadie.
A mí me dan frío. Siempre. Incluso en agosto.
Yo me crié entre descampados. Era lo que quedaba entre la industria pesada y una densa trama urbana. No había nada más. Pasaba miedo algunas veces al adentrarme en ellos. Siempre amenazadores. Siempre feos. Pero como sucede con todo lo relacionado con la infancia, terminaron por convertirse en lugares añorados. Cuando llegó Tarkovski (en Stalker, por ejemplo), me sentí identificado. Era mi mundo. El ruso nos recordó que aquellas escombreras estaban llenas de cierta poesía. Él las utilizó para decirnos (eso pienso yo) que también desde toda esa basura podía llegarse a Dios.
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