1/18/2012

TURISMO DEVASTADOR

Todos somos conocedores y partícipes del fenómeno, así que estas dos palabras deberían bastar para remover nuestra conciencia (quien la tenga, claro).

Lo que esas dos palabras no sugieren son soluciones. 

Si cada turista, pala en mano, removiera los veinte primeros centímetros de tierra contaminada con partículas contaminantes de cualquiera de los muchos desiertos radiactivos del planeta, éstos desaparecerían en poco tiempo. La tarea es colosal, peligrosa y económicamente inviable para la administración pública, pero un ejército de turistas solucionaría el problema rápidamente ¿Qué hay que ofrecernos a cambio? Pues morbo. Los visitantes de Chernobil han demostrado que el morbo puede competir ventajosamente con el sol y las playas de arena blanca.

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