1.2.12

ANDANZAS













Era una zona un tanto pija, en el barrio de Salamanca, creo. Nos refugiábamos en VIPS a pasar el tiempo. A hablar durante horas. Hasta el amanecer. Al salir íbamos al Seven Eleven. No sé porqué. En la calle siempre hacía demasiado frío o demasiado calor. Aún así, sobre todo al principio, daba largos paseos. Después, las enormes distancias acabaron por agotarme. Terminé por no salir. 

Durante una temporada mis andanzas terminaban siempre en Sol. Nada había que se pudiera hacer allí, como no fuera mirar pasar a la gente. De toda aquella corriente humana retuve sólo al predicador que nos atronaba, a los mendigos que mostraban sus muñones, y a las putas de Montera. El pavimento de granito era duro, frío, gris, como la vida. Todo cambiaba deprisa, casi imperceptiblemente. Los negocios se abrían y se cerraban en poco tiempo. Allí reinaba el implacable paso de tiempo y su poso de tristeza.

La Latina era algo más de mi gusto. Pero el pavimento de piedra era el mismo. Plagado de dolorosos pinchos metálicos. Los árboles nuevos, raquíticos. Los viejos, iban desapareciendo. Los domingos había rastro. No sé si alguna vez compré algo. Gente y más gente. El resto de la semana no merecía la pena pasear por las calles porque el comercio era monótono. Casi todas las tiendas eran de extranjeros (chinos en su mayoría) que olvidaban siempre poner el "por", y dejaban sólo "venta al mayor".

Los jardines estaban lejos. El único lugar que me gustaba realmente era el mirador que había junto a la estatua de Felipe II. Pero encontraron no sé qué miseria de ruinas debajo, y nunca más pudo uno asomarse al Campo del Moro. La gente corriente no pintamos nada.

Hace muchos años que no he vuelto. Hay un puñado de personas a quienes gustaría ver de nuevo. También daría, con gusto, un paseo Manzanares arriba, en el aire transparente y la luz brillante, hacia las cumbres nevadas.

2 comentarios:

Mertxe dijo...

Más abajo te he hablado de mis relaciones con Madrid. Ahora te digo que yo podría ser una figura coincidente contigo, en cualquiera de esos lugares, porque también me gustaría visitarlos, más que nada para contrastar sentimientos. Los que ignoré entonces y los que
recuerdo ahora.

Glo dijo...

Yo volvería, pero hoy eso es un lujo para mí.