29.3.12

CERBÈRE

Cerbère es un topónimo que, al igual que las muchas "Cerveras" españolas (Cervera de Pisuerga, Cervera de Río Alhama...), tiene su origen en "ciervo", y no en el "Cerbero" como nos proponía Saramago en "La balsa de piedra", tomándose una licencia un tanto kitsch, de esas que me gustan a mí.

Por Cerbère pasó, junto con muchos otros, don Antonio, camino del exilio.




Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre el mar.

Nunca persequí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.

Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse...

Nunca perseguí la gloria.

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.

Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino
sino estelas en la mar...

Hace algún tiempo en ese lugar
donde hoy los bosques se visten de espinos
se oyó la voz de un poeta gritar
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."

Golpe a golpe, verso a verso...

Murió el poeta lejos del hogar.
Le cubre el polvo de un país vecino.
Al alejarse le vieron llorar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."

Golpe a golpe, verso a verso...

Cuando el jilguero no puede cantar.
Cuando el poeta es un peregrino,
cuando de nada nos sirve rezar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."

Golpe a golpe, verso a verso.

4 comentarios:

Mertxe dijo...

Cerbère... Estuvimos un día, a mediados de los setenta. Fuimos a saludarle.

Mertxe dijo...

Por cierto, Colliure, entonces, no me gustó nada de nada. Tal vez porque tropezamos con gente desagradable, no sé, de aquellos que veían a los españoles como una especie inferior... Yo me entiendo.

Gonzalo dijo...

Sí, vamos: nada de fraternité ni de egalité.

Mertxe dijo...

En 1960 me fui por primera a Francia. Nunca olvidaré a mis primeros amiguitos del liceo. El segundo día ya me preguntaron si sabía hacer paella y tocar las castañuelas.