18.6.12

FRENESÍ



De Alfred Hitchcock (completa).

La película comienza con este aburrido discurso:

"... Recuerdo que cuando yo era niño, el ir aguas abajo por los ríos de Inglaterra era una experiencia realmente maravillosa. Era algo muy agradable vivir aquellos amaneceres, como dijo [Walton (no estoy seguro de que se trate de este autor)]. Férulas e iris amarillos; caléndulas y malvaviscos asomando en las orillas; el martín pescador surgiendo y zambulléndose en las aguas; su sombra cerniéndose amenazadora sobre las truchas... Bien, señoras y caballeros, me satisface poder decirles que esas perspectivas tan encantadoras van a volver otra vez, en un futuro muy cercano, gracias al esfuerzo de nuestro gobierno y de sus autoridades locales. Todas las aguas de estos contornos pronto estarán limpias; limpias de contaminaciones industriales; limpias de detergente; limpias de todos esos despedicios de nuestra sociedad que han envenenado durante tanto tiempo nuestros ríos y canales. (Aplausos) Alegrémonos de que esa contaminación desaparezca por completo de las aguas de este río y no haya más cuerpos extraños en ellas..."

Aburrido e hipócrita, ya que "el esfuerzo" resultó ser solamente un maquillaje de la desindustrialización.

Pero esa hipocresía es casi una virtud si la comparamos con el cinismo de ese otro "esfuerzo" que realizaron hace poco las autoridades francesas para librarse del portaaviones Clemenceau, forrado de aterrador amianto, que con toda seguridad habría matado de cáncer a los trabajadores encargados de su desguace en India, cuyo gobierno había hecho un "esfuerzo" similar mirando para otro lado. La propaganda de Greenpeace, en este caso, forzó el regreso del portaaviones a Francia, y alargó la vida de los esclavos indios.

He leído que también España recibe "regalos" igual de generosos del país vecino, en forma de residuos radiactivos.

¡Qué sería de nosotros sin la Unión Europea! Estamos en buenas manos.

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