15.11.12

CINE

Hace muchos años que no voy al cine. Dejé de hacerlo de repente, cuando volvieron a defraudarme las espectativas de no recuerdo qué película estadounidense. Además, las películas que me habían gustado los años anteriores eran demasiado esteticistas. Y el dinero también había empezado a ser un problema...

Ahora he vuelto. Gracias a internet, puedo disfrutar de una película como de un libro: a dosis, como dice algún personaje de Rohmer; en versión original o en castellano; comparando varias películas simultáneamente... Había una enormidad de obras maestras, y de otras quizá menos relevantes pero que a mí me interesaban, que no sabía que existían y que probablemente nunca me habrían ofrecido. Libre de la tiranía del mercado, que decidía dónde, cuándo y cómo podía ver cine, me entrego a una felicidad que había olvidado, o que, mejor dicho, no había llegado a disfrutar nunca.

2 comentarios:

JL. Seisdedos dijo...

Apenas voy al cine dos o tres veces al año, pero cuando lo hago, y si tengo la suete de dar con una película decente -no pido más- disfruto mucho. El formato gran pantalla me absorve por completo.

Saludos.

Glo dijo...

Yo no encuentro más ventajas en un formato que en otro, pero en cambio disfruto de olvidarme de: no caber en mi asiento, de no saber dónde colocar el abrigo y el paraguas, de la conversación del vecino, etc.

Un saludo.