De nuevo, el viejo tema de la Diosa Triple (doncella-luna creciente, madura-luna llena y anciana-luna nueva), que se ha venido repitiendo desde hace miles de años. En esta ocasión, con una verdaderamente mágica combinación de agua y luz.
Para verlo, hay que pinchar aquí, porque no se puede insertar.
La lámina de agua crea un difuminado, una veladura uniformadora que las mujeres rompen, apareciendo nítidas, iluminadas con una luz distinta que muestra sus colores naturales con la saturación y el brillo de las cosas mojadas. El movimiento y las miradas de las tres mujeres recuerda las maneras de los personajes de los cuadros clásicos italianos.
La entrada de la mujer de negro no es muy elegante. Estos otros actuantes consiguen un mejor efecto:
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La lámina de agua crea un difuminado, una veladura uniformadora que las mujeres rompen, apareciendo nítidas, iluminadas con una luz distinta que muestra sus colores naturales con la saturación y el brillo de las cosas mojadas. El movimiento y las miradas de las tres mujeres recuerda las maneras de los personajes de los cuadros clásicos italianos.
La entrada de la mujer de negro no es muy elegante. Estos otros actuantes consiguen un mejor efecto:
2 comentarios:
Sencillamente maravilloso. He visto a la misma persona, podría ser yo misma, ya sabes, a medida que avanzas por la vida se hacen más presentes tu niñez y juventud. El juego del agua las aleja brevemente, luego las reúnes, son inseparables, inseparables.
Pienso en esta antiquísima representación como en un "cuento para adultos". Algo como una medicina, que actúa dentro de nosotros sin que sepamos muy bien cómo.
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