"Marc Augé acuñó el concepto "no-lugar" para referirse a los
lugares de transitoriedad que no tienen suficiente importancia para ser
considerados como "lugares". Son lugares antropológicos los históricos o
los vitales, así como aquellos otros espacios en los que nos
relacionamos. Un no-lugar es una autopista, una habitación de hotel, un
aeropuerto o un supermercado... Carece de la configuración de los
espacios, es en cambio circunstancial, casi exclusivamente definido por
el pasar de individuos. No personaliza ni aporta a la identidad porque
no es fácil interiorizar sus aspectos o componentes. Y en ellos la
relación o comunicación es más artificial. Nos identifica el ticket de
paso, un D.N.I, la tarjeta de crédito... Los no-lugares están muy
presentes en la obra de J. G. Ballard.
En los últimos años, algunos intelectuales como Maximiliano Korstanje
han evidenciado que la tesis de los no-lugares posee algunas fallas
epistemológicas importantes. En primer lugar, no existen indicadores
claros sobre lo que representa un lugar para un sujeto y su grupo de
pertenencia. Segundo, si se parte de la base que los lugares engendran
derechos, y que esos lugares son parte importante del sentido de
identidad de un grupo, entonces los no lugares reproducirían no
derechos. Desde esa perspectiva, los lugares de tránsito (la mayoría de
ellos elegidos por personas relegadas del sistema productivo moderno)
serían espacios de no derechos."
Nunca he comprendido muy bien eso del "no lugar". Si consideramos que su autor es honesto, podríamos achacarlo a un "horror" por los lugares que no han sido dotados por la sociedad humana de una identidad autónoma o suficiente. Pero es que el mundo está lleno de esos lugares. Nacimos en un planeta cuajado de no lugares.
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