Edificio en Mbuji-Mayi, República Democrática del Congo, con el contrapunto de un árbol florecido.
Especialmente la de sus comienzos más radicales (cuando era blanca y con cubierta plana), encajó perfectamente en las regiones secas con temperatura benigna, en muchas de las cuales la arquitectura existente tenía ya una apariencia muy cercana. No obstante, su expresividad ha exigido siempre una cierta generosidad presupuestaria, que ha terminado por limitarla a los particulares más pudientes, las viviendas colectivas, y claro está, la administración pública.
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