Aunque ya comezó con ocasión de los juegos olímpicos, ha sido la visita de Rajoy lo que parece marcar, definitivamente, la entrada de la política profesional en la crisis.
El catastrófico desventramiento de aquel proyecto energético-militar a
bajo costo y alto riesgo, ha de ser maquillado como una pequeña crisis
sin importancia. Y como no hay mejor defensa que el ataque, también se acusa a las perplejas víctimas de cometer "injusticia", y se les exige reparar moralmente la dignidad de los responsables, que se presentan diluídos en "el pueblo japonés".
Pasó el tiempo de la interpretación de "datos técnicos". Llega el triunfo de la voluntad.
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