Estamos muy familiarizados con los medios de comunicación, pero aún así nos la pegan. Cualquiera habrá notado lo poco dados que son a ponernos en antecedentes. Basta con elegir una noticia al azar para comprobar que nadie nos explica el origen de lo que sucede.
Sin embargo, en Fukushima el tratamiento de la noticia es distinto. Después de dos años, es muy raro encontrar un artículo que no incluya un párrafo completo dedicado a explicarnos que el origen de todo fue un seísmo de grado tal, y el posterior maremoto, y bla, bla, bla. Los habituados a leer sobre el suceso, seguramente se recordarán a sí mismos saltándoselo para continuar leyendo más adelante.
Esta insistencia tiene poco de cortés. Su objetivo parece ser la de afianzar en la opinión pública la falsa idea de que lo que sucede en la central nuclear de Fukushima es producto de fortuitas e imprevisibles causas naturales. Así nadie se plantea la posibilidad de pedir responsabilidades.
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