Las islas son lugares siempre especiales, aunque pocas veces para bien, por mucho que lo pretendan nuestros deseos y los folletos turísticos. Hay un peligro real de muerte en salvar las aguas que las separan de la tierra más próxima, y hacerlo resulta, en el mejor de los casos, una incomodidad. Un pequeño viaje que no se puede evitar porque nunca es posible una completa autonomía. Así que, con el tiempo, se acaba renunciando a ellas.
La isla North Brother, en el East River de Nueva York. Un lugar del que sólo se pueden contar historias desgraciadas, y que hoy ha sido abandonado hasta por las propias aves silvestres para cuyo refugio fue últimamente destinada.
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