12.3.14

MARTES, DE NOTAS A UNA SEMANA, DE SEFERIS

MARTES

I went down to St. James Infirmary.
Blues.

Me perdí por la ciudad.
El Hospital de Juan Tavera oculta los jardines.
Calles que envuelven rumores.
Cada hombre camina sin saber
si ha empezado o concluido
si va a casa de su madre, de su hija o de su amante
si juzgará o será juzgado
si escapará, si habrá huido;
no lo sabe.
En cada esquina una tienda de gramófonos,
en cada tienda cien gramófonos
en cada gramófono cien discos
y en cada disco
alguien vivo juega con un muerto.
Pon las agujas de acero y distínguelos
si puedes.

Mas qué poeta ¿qué poeta
probó la aguja de acero
en las suturas del cráneo humano?
¿Recuerdas su canción aquella tarde?
Recuerdo que nos pidió una aspirina,
sus ojos jugaban dentro de unos rizos negros,
estaba pálido y dos profundas arrugas
cubrían su frente. ¿Quizá acaso
no eras tú? ¿quizá no era yo? ¿o era quizá
Antígona en silencio con los hombros
vencidos sobre el pecho?
Diez noches la retuve a mi lado,
lloraba cada mañana por su hijo.
Recuerdo que buscaba una botica.
Todas estaban cerradas. No sé para quién era.

Me perdí por la ciudad.
Nadie va a cambiar de sitio el hospital
lleno de niños impedidos que me hacen señas
a mí o a los otros que me siguen.
Olores de medicinas en el aire
que pesan, se enamoran y mezclan
con los escapes de automóviles que huyen
al campo con parejas rubias
prerrafaelitas un tanto evanescentes.

En la primavera del 23 murió
en su baño Livia Rimini, la estrella;
la encontraron muerta entre perfumes
cuando el agua aún no estaba fría.
Ayer todavía, en el cine, me miraba
con ojos inusitados.


Yorgos Seferis/ Pedro Bádenas de la Peña

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