Mis cuentos los aprendí al lado de los barcos
no de viajeros ni de marineros
ni de quienes aguardan en los muelles a la busca de un cigarro en sus
bolsillos.
Rostros de barcos pueblan mi vida;
unos me miran con un solo ojo como el cíclope
inmóviles en el espejo del mar
otros avanzan como sonámbulos en peligro
y a otros los arrebató el sueño del abismo
maderas, jarcias, velas y cadenas.
En la fresca casita del jardín
entre chopos y eucaliptos
cerca del viejo molino de viento
cerca del estanque verde con un solitario pez dorado,
en la fresca casita con olor a mimbre,
descubrí la brújula de un barco
ella me enseñó los ángeles de los vientos
que pueblan el silencio meridiano.
Noviembre, 1948.
Yorgos Seferis/ Pedro Bádenas de la Peña
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