I
Risueña de ojos vivarachos
fino talle en la calma trágica-
II
Aunque cante entre esqueletos
y almas que consumieron su aceite
a solas estoy en el clausttro desierto
de un monasterio de tiempos de los turcos
viendo cómo maduran las campanas inmóviles-
III
Con mi lápiz he dibujado el lecho escondido
y en torno estaban los abrojos en llamas que lamían los
miembros
sombras de serpientes envolvían los costados renegridos y en la laguna del vientre nadaba una anguila roja-
Yorgos Seferis/ Pedro Bádenas de la Peña
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