se la recibe como una pausa relajante
o como un recogimiento que presagia la flor de los
almendros
o como el telón de Caraguionis cuando para la música.
La gente se alegra, sale al campo y se olvida de la pobreza.
La nieve aquí es el cero
con el destello de la arena blanca
rostros sin mejillas, sin forma, ojos al acecho
sin tierra bendita.
No me atrevería a hablar de preces, pero en ocasiones
degüellan por sacrificio un cordero;
la sangre salpica como una cegadora explosión de sol.
Instantes en que todo se va y cada ruido
parece oírse por vez primera; da la impresión de caer
en una mano de piedra o de madera.
Así transcurren los hombres engendrando estatuas.
Enero 1949.
Yorgos Seferis/ Pedro Bádenas de la Peña
No hay comentarios:
Publicar un comentario