XI
La mar que dicen calma
navíos y velas blancas,
brisa de los pinos y del Monte de Egina
hálito exhausto;
se deslizaba tu piel sobre la suya
fácil y cálida
pensamiento apenas esbozado y pronto olvidado.
Pero en los bajíos
un pulpo arponeado lanzó su tinta
y en el fondo-
si pensaras en que hasta las islas hermosas tienen fin.
Yo te miraba con toda la luz y oscuridad que poseo.
Yorgos Seferis/ Pedro Bádenas de la Peña
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