De Yorgos Pavlópulos.
La señorita Pitis adora a los antiguos.
Suspira con el violento Bóreas
y llora con el Noto;
toma las agujas y borda
borda y borda
con el Garbí y el Siroco.
La señorita Pitis soñó un amanecer
que yacía con un lapita que después de gozarla
se volvió estatua en un tejado;
todavía lo guarda en su alma a este muchacho.
Hoy mientras ella subía a la iglesia
Druva arriba en una mula negra
iba pensando en él.
Día de San Jorge y el icono orlado
de glicinias o de lilas, como las llaman allí;
oficia el Papacentauro.
La señorita Pitis reza, un movimiento de sus labios
lo delata
o ¿acaso está esbozando un beso?
Tras ella, invisible, ávido e increiblemente presente
el "Doblegapinos".
1963-mayo 1970.
Yorgos Seferis/ Pedro Bádenas de la Peña
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