Plantaron de árboles la ladera norte de la cima, que ya están corpulentos, y que procuran sombra y frescor a los caminantes: castaños florecidos que no sabía que olieran tan bien; abedules; ramosos y espesamente hojosos arces americanos del azúcar; fresnos cuajados de frutos; tilos tomentosos y de hoja pequeña, cuyas flores saturaban el aire calmado de esta maravillosa tarde... Aromas todos que se unían al de la resina de los antiguos pinos.
2 comentarios:
Qué estupendas fotografías. Mirándolas se me abren los pulmones. ¿Esa sombra sobre la piedra eres tú?
Sí. :)
Publicar un comentario