La Isla, entre los ríos Grande y Chiquito, en Tegucigalpa.
La Punta, entre los ríos Nervión y Galindo, en Sestao.
Las aguas que confluyen (las de dos ríos, por ejemplo) pueden dejar entre ellas lenguas de tierra que reciben diversas denominaciones: punta, isla, entre-aguas, entre-ambas-aguas... Los seres humanos, como animales territoriales que somos, los convertimos en lugares especiales, singulares, diferenciados de su entorno, y en ocasiones, excluyentes.
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