No debe aplaudirse en los recitales de música destinada a
acompañar los oficios religiosos. Ni siquiera una vez finalizado el
acto. El silencio es inherente a esa música.
Y me refiero, claro está, a la música cristiana europea tradicional.
Y no me refiero al respeto debido, sino al disfrute estético.
Y me refiero, claro está, a la música cristiana europea tradicional.
Y no me refiero al respeto debido, sino al disfrute estético.
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