Ya son varias las veces que he leído "... libre de grasas animales..." en la publicidad de jabones de aceite vegetal. Especialmente de oliva. Una publicidad que pretende aprovechar el tirón del rechazo a la grasa animal en la alimentación.
Recordemos que la manteca de cerdo ha sido, tradicionalmente, un componente de los tratamientos cutáneos curativos para animales y personas (alivia picores, ayuda a cicatrizar heridas). Y que, incluso en los algunos casos en los que se extirpa un músculo, el vacío se rellena con tejido graso de cerdo.
En la elaboración de jabones, la manteca de cerdo es un ingrediente que no debería faltar porque, aparte de los beneficios para la piel, no se enrancia y dura decenas de años sin perder sus cualidades de buen jabón espumante que deja la ropa suave, blanquísima cuando es blanca, y que no daña la que es de color.
El jabón que usamos en casa para la ducha está elaborado con un 50% de aceite de oliva y un 50% de manteca de cerdo.
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