La geografía, como la historia, carecen de objetividad. Ambas son un conjunto cambiante de entelequias. A pesar de partir de realidades, la suma y la integración de esas realidades da siempre artificios como resultado. Esto es fácil de observar en Europa: durante el Imperio Romano la referencia y el centro de la realidad geográfica y política fue el Mediterráneo; todo partía de sus orillas hacia el sur, el este, el oeste y el norte. En cambio ahora, Europa (que por cierto nunca ha sido un continente) es una gran península en el extremo occidental del continente eurasiático. También se puede tratar de dividir Europa en Europa del norte, Europa del sur o Europa del este... Quien pruebe ya me contará el resultado. Por su parte, América es una idea de Europa que después EE. UU. transformó en una buena idea propia.
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