Este reportaje (pinchando en la foto) es un tesoro. Después de ver muchas hornadas de gente
quitándole innecesariamente la rica corteza al pan (aquí, por ejemplo), hoy, por fin, veo
un caso en el que quitarle la corteza es algo necesario. Y es que,
mientras en otros lugares calientan moderadamente el horno y le pasan
por dentro una escoba o un trapo empapados en agua, aquí se mete el pan
después de llenarlo ¡dos veces con leña!, y sin hacer nada que lo
atempere. Así que el pan sale achicharrado. La cultura popular acierta
tanto como se equivoca.
Me gustaría destacar el respeto que observo en el periodismo húngaro: los discursos son enteros y en ellos hablan los protagonistas; los temas musicales se interpretan de la primera a la última nota; no se omite más que lo imprescindible, sin temor a cansar.
Me gustaría destacar el respeto que observo en el periodismo húngaro: los discursos son enteros y en ellos hablan los protagonistas; los temas musicales se interpretan de la primera a la última nota; no se omite más que lo imprescindible, sin temor a cansar.
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