Me cuentan que desde casa se oían los gritos desesperados de los que iban a fusilar en la tapia del cementerio. Una realidad impactante, muy diferente de la que gustan mostrarnos en las ficciones de aquel momento de barbarie, indignidad y sufrimiento.
En este lugar en el que sucede poco, la última guerra civil y su no menos penosa posguerra son hechos presentes que entristecen el horizonte de la vida hasta la muerte.
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