No es asunto sencillo si se desea alcanzar una coherencia estética.
Un ejemplo concreto próximo para mí en el espacio y el tiempo: el panteón que Juan Daniel Fullaondo realizó en 1964 en el cementerio de Derio (Fotografía encontrada aquí)
El problema de la muerte es irresoluble y entiendo que es normal que no le prestemos atención hasta el final ¿Es normal pensar en cómo será el lugar donde nos colocarán una vez muertos? Parece un asunto propio de un profesional, que puede resolverlo desde una mayor objetividad.
Aquí me gustaría centrarme en lo que podríamos hacer si tuviéramos suficiente poder. De otra manera, deberemos atenernos a lo que socialmente se haga.
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