Las piedras, como las palabras, pueden leerse. Este rincón descuidado están los elementos necesarios para la tarea de considerar, que es la ocupación que más prestigio ha dado a la cultura griega: una fuente en la que beber, un banco en el que sentarse, una mesa a la que estar sentado y donde se disponen otros objetos para que queden "a mano", y un árbol frondoso que también bebe de la fuente, empujando sus piedras con el paso del tiempo, y destruyéndola.
La fuente parece constar de un depósito precariamente cubierto con una chapa herrumbrosa, junto a los correspondientes orificios y canales de desagüe, que desembocan en un pilón. Este último está formado por sillares tallados y en parte está labrado en una roca que parece un afloramiento natural que sirve de fundamento a la pared. En la talla parece poder encajar una piedra de sección rectangular, lo que indica que el pretil del pilón pudo ser más alto. El desagüe del depósito superior se encuentra en el desagüe del inferior, de lo que resulta una atractiva y notable ambigüedad.
Pero lo que me atrae de este rincón es la geometría: la posición girada del depósito superior respecto al inferior, que aparece encajado en el rincón de la pared, en parte natural y en parte construida. No hay una voluntad de dejar constancia del promotor o la fecha por medio de inscripciones. Es un mero ejercicio intelectual de sus autores, con una finalidad desconocida, pero que parece caracterizarse por la economía y el respeto.
Fotografía encontrada aquí.
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