Sus laderas se hunden directamente en el mar circundante, lo que hace que, desde gran parte de su entorno, el monte Atos tenga una gran prominencia. No es de extrañar que un escultor tuviera para con este accidente geográfico el megalomaníaco proyecto de esculpir la figura de Alejandro Magno en una de sus laderas. Tengamos en cuenta que la idea no es tan descabellada, pues los egipcios, que comenzaron excavando tumbas en las montañas, terminaron construyendo montañas enteras como templos funerarios.
Fotografía encontrada aquí.
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