Pero que los diques del puerto hayan estorbado en parte el disfrute del mar, no ha cambiado el hecho de que sea todavía una zona cotizada por las vistas del abra.
Vistas que incluyen el molesto poniente.
Siempre he pensado que las vistas son, en cierta medida, una ingenuidad.
Ya sé que añaden valor a los inmuebles que cuentan con ellas, pero también sé que los propietarios, después de una temporada más o menos larga, las olvidan y dejan de disfrutarlas.
Copas de pinos piñoneros (Pinus pinea).
Flores blancas de adelfa (Nerium oleander).
3 comentarios:
Tienes razón en cuanto a considerar las vistas como un valor añadido de los inmuebles, la mayoría cambian la ventana por la pantalla y el encefalográmo plano.
Saludos.
Perdón quise decir encefalograma, fue un lapsus.
Saludos.
Lo que suele ocurrir es que después de comprar más caro por las vistas, uno se da cuenta de los inconvenientes que llevan aparejadas.
En esta costa, al menos, ver el mar en primera línea implica tener la casa expuesta siempre al viento fuerte, salino y húmedo, que obliga a interminables y costosas reparaciones. En el caso del muelle de las Arenas, además, hay que aguantar el poniente.
Un saludo.
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