Es una extraña sensación la que produce la vista de estas fealdades de ladrillo. Hacia arriba o a lo ancho parecen contaminar el aire con su físico horroroso. Tienen nombre, cada calle, cada barrio, tienen nombre, un nombre que les diferencia de otros nombres, y nada más, nada más porque esas casas de esas calles, de esos barrios, son las mismas en todas partes: cajones horrendos en donde se hacinan las almas. (Ufff... que mañanita llevo...)
Si, como decía Le Corbusier, "la arquitectura es el juego de volúmenes bajo la luz", podríamos deducir que muchos días en Bilbao no hay arquitectura...
Si no recuerdo mal, era Curzio Malaparte quien decía que Nápoles era una ciudad horrenda los días que faltaba el sol. Creo que es una observación aplicable a cualquier otro lugar, incluida la capital de Vizcaya.
Un fuerte abrazo, Mertxe. Y que tengas muy buenos días.
4 comentarios:
Reflejan bien el ambiente urbano, un tanto oscuro en ocasiones.
Saludos desde una luz de anticiclón total.
Es una extraña sensación la que produce la vista de estas fealdades de ladrillo. Hacia arriba o a lo ancho parecen contaminar el aire con su físico horroroso. Tienen nombre, cada calle, cada barrio, tienen nombre, un nombre que les diferencia de otros nombres, y nada más, nada más porque esas casas de esas calles, de esos barrios, son las mismas en todas partes: cajones horrendos en donde se hacinan las almas. (Ufff... que mañanita llevo...)
Glo, guapo, que muy buenos días.
Hola, nóamada:
Si, como decía Le Corbusier, "la arquitectura es el juego de volúmenes bajo la luz", podríamos deducir que muchos días en Bilbao no hay arquitectura...
Un abrazo.
Si no recuerdo mal, era Curzio Malaparte quien decía que Nápoles era una ciudad horrenda los días que faltaba el sol. Creo que es una observación aplicable a cualquier otro lugar, incluida la capital de Vizcaya.
Un fuerte abrazo, Mertxe. Y que tengas muy buenos días.
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