Empiezo por el final. Por la parada de autobús que hace no mucho pusieron junto a la estrecha carretera que serpea sobre el barrio de Masustegui, en Bilbao.
Desde Basurto hay que subir muchas escaleras para llegar hasta aquí.
Entre autoconstrucciones de todo tipo.
Y junto a las casas,
pueden verse las huertas.
porque en Masustegui se habla mucho gallego,
y muchos son los gallegos no conciben no tener un pedazo de tierra para disponer de verdura.
Cuando llegaron a la miseria de la ciudad, huyendo de la miseria del campo,
encontraron una enorme carencia de viviendas. Así que, con picardía, se instalaron en estos terrenos baldíos de propiedad municipal y se pusieron manos a la obra.
Con mucho trabajo crearon bancales, buscaron la roca para levantar sobre ella sus casas, drenaron las humedades,
y se hicieron un lugar lo más digno posible para vivir,
Después la administración pública fue reparando, poco a poco, lo que debería haber sido echo en primer lugar,
y así pavimentaron las calles, canalizaron los residuos, abastecieron el barrio de electricidad y agua potable, colocaron cabinas de teléfono, instalaron fuentes,
y sólo recientemente, una línea de autobús le deja a uno en lo más alto, para que no todo sea subir.
También pretendieron atajar la autoconstrucción. Pero la gente sigue construyendo, ampliando y adecentando sus casas "de estrangis", esperando que no les pillen.
Pocos son los que se acercan por este rincón, y al pasar, los vecinos se le quedan a uno mirando con curiosidad (y quizá con algo de temor, por si se trata de una inspección). La gente conoce el barrio de nombre, pero pocos de vista, cosa que suele ocurrir en los lugares costaneros.
7 comentarios:
Obrigada e Feliz Primavera para ti também. Saludo.
Una interesante y gran historia ilustrada, Glo.
Muchas gracias, Juan Luis.
No tenía ni idea... Se me ha quedado el corazón así como encogido... Y luego esa foto final, la casucha con el gato en la entrada...
Jolines, Glo...
Que no se te encoja el corazón, querida Mertxe, porque al principio fue probablemente muy duro, pero después ha ido mejorando mucho. Ahora el barrio no se diferencia tanto de ese otro que trepa, por motivos y con recursos diferentes, el Igueldo...
Soy una residente del barrio y los comentarios me parecen muy desafortunados. Es un barrio obrero en el que todos nos conocemos y los jovenes hemos crecido muy felices correteando por todas las callejuelas. No cambiaría por nada del mundo mi infancia en ese barrio que tan mal juzgais y que tanto os asusta. Todavía en él, a pesar de lo deshumanizada que esta la sociedad, entre nosotros nos ayudamos ante cualquier problema cosa que no veo que sea muy frecuente en la ciudad. Un consejo para el que ha realizado este blog: para publicar algo así sobre un lugar hay que conocerlo muy bien, desde dentro; no sólo hacer afirmaciones desde lo que aprecia tu retina.
Es una pena, visitánte anónima, que no hayas dejado una forma de contacto. He repasado la entrada y no encuentro un juicio negativo por ninguna parte. Yo suelo visitar el barrio y nunca he tenido miedo alguno, ni problema de ningún tipo allí. Es más, me encanta el barrio.
Quiero dejar bien claro que la entrada no pretende descreditar Masustegui ni a sus habitantes. Ni mucho menos. Como puedes ver, es meramente descriptiva y relata cómo la gente se ha tenido que buscar la vida, y se la sigue buscando, para vivir allí.
Y si digo que la gente construye ilegalmente, es porque sé perfectamente de lo que estoy hablando. Pero nunca he creído indigno que alguien se construya su propia casa. Todo lo contrario. Me parece meritorio y justo, en tanto la sociedad se desentiende cuelmente de los problemas de sus integrantes más desfavorecidos.
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