Este edificio (aunque quizá es más correcto hablar de conjunto) tiene para mí un atractivo especial. Lo descubrí en una lujosa publicación italiana con estupendas fotografías que encontré en la biblioteca de la escuela. Por una parte me resulta a un tiempo extraño y próximo. Extraño porque solamente la disciplinada y exquisita sociedad en la que fue creado es capaz de mantener en óptimo estado un edificio que, desde del punto de vista constructivo, es poco más que una cabaña. Y próximo, porque me identifico con su estética, que es en gran parte la mía (aquellos valores en los que fui educado, que comprendo y tengo asumidos).
Por otra parte, haber descubierto el parentesco entre uno de los edificios que más he disfrutado (comedores universitarios, de Rafael Echaide) y la villa de recreo, es algo que me ha llenado siempre de satisfacción. Los elementos están transliterados (seda-azulejo; madera-acero; paja-chapa) con la mayor fidelidad. Pero lo más importante es que comedores toma como referencia la villa imperial porque el arquitecto tiene la intención de que los usuarios disfruten contemplando el entorno (el extraordinario campus de la Universidad de Navarra), siendo la función principal en ambos casos la de servir de marco del paisaje. Ambos edificios fueron creados para la contemplación, y ambos mueven a la contemplación a quien los ocupa.
La sintonía entre ambas arquitecturas es posible gracias a que en ambos casos parten de los mismos principios: por una parte, los "elementos" del lenguaje arquitectónico (pilar, viga, división interior y exterior, suelo, cubierta...) están abstraídos, convertidos en líneas y planos, y por otra, la función ornamental recae, fundamentalmente, en las cualidades de los materiales empleados: textura, color, veteado, transparencia... Estos principios "arrastran" a los creadores de la villa a disponer con independencia unos elementos de otros (los pilares se retrasan de la fachada, el suelo de adelanta, las divisiones exteriores e interiores se mueven...) y a dejar de considerar el edificio como una unidad. Así éste se extiende, "avanza" con la adición de nuevos pabellones, hacia el entorno según la conveniencia de cada momento. El caso de comedores es algo distinto en esto, pues Echaide no solamente tiene en cuenta Katsura, sino que "mira" los poderosos y elegantes palacios y casonas de la mitad norte de Navarra. Y así, sin dejar de lado la primera intención, decide ceñirse a un volumen rotundo, compacto.
(He tomado las fotografías de la villa imperial de la página "footloose and fancy free" del capitán James Martin Harrow. Las de comedores universitarios son de la página de la empresa de comida Tallunce.)
Por otra parte, haber descubierto el parentesco entre uno de los edificios que más he disfrutado (comedores universitarios, de Rafael Echaide) y la villa de recreo, es algo que me ha llenado siempre de satisfacción. Los elementos están transliterados (seda-azulejo; madera-acero; paja-chapa) con la mayor fidelidad. Pero lo más importante es que comedores toma como referencia la villa imperial porque el arquitecto tiene la intención de que los usuarios disfruten contemplando el entorno (el extraordinario campus de la Universidad de Navarra), siendo la función principal en ambos casos la de servir de marco del paisaje. Ambos edificios fueron creados para la contemplación, y ambos mueven a la contemplación a quien los ocupa.
La sintonía entre ambas arquitecturas es posible gracias a que en ambos casos parten de los mismos principios: por una parte, los "elementos" del lenguaje arquitectónico (pilar, viga, división interior y exterior, suelo, cubierta...) están abstraídos, convertidos en líneas y planos, y por otra, la función ornamental recae, fundamentalmente, en las cualidades de los materiales empleados: textura, color, veteado, transparencia... Estos principios "arrastran" a los creadores de la villa a disponer con independencia unos elementos de otros (los pilares se retrasan de la fachada, el suelo de adelanta, las divisiones exteriores e interiores se mueven...) y a dejar de considerar el edificio como una unidad. Así éste se extiende, "avanza" con la adición de nuevos pabellones, hacia el entorno según la conveniencia de cada momento. El caso de comedores es algo distinto en esto, pues Echaide no solamente tiene en cuenta Katsura, sino que "mira" los poderosos y elegantes palacios y casonas de la mitad norte de Navarra. Y así, sin dejar de lado la primera intención, decide ceñirse a un volumen rotundo, compacto.
(He tomado las fotografías de la villa imperial de la página "footloose and fancy free" del capitán James Martin Harrow. Las de comedores universitarios son de la página de la empresa de comida Tallunce.)
8 comentarios:
Me gustan mucho esos edificios Glo, me dan serenidad. En realidad no me he ido, sigo aquí... lo que ocurre es que ultimamente pongo menos fotos en el Photoblog.... han puesto una serie de limitaciones que no me gustan ni se adaptan muy bien a lo que quiero... pero cualquier día me encontrarás por ahí. Saludos
La arquitectura nunca fue mi fuerte, de todos modos esos comedores están muy bien diseñados, nada que ver con el esperpento industrial de mi facultad, que mira de soslayo a una explanada repleta de coches en doble fila. Premio para el listo de turno de aquí, que trincó bien del erario por un proyecto mediocre.
Saludos
Todos los edificios bajos me gustan porque me tranquilizan, me devuelven, por así decirlo, a la naturaleza. Me he paseado por tus descripciones con serenidad, porque son accesibles y porque conjugan a la perfección técnica con arte y, sobre todo, con emociones.
Turbulentos climatológicamente hablando días, Glo.
Sí, es cierto. Ambos edificios fueron pensados para favorecer ese estado de ánimo.
Y me alegro mucho de que vayas a seguir colgando fotos. Si cambias de álbum, no olvides dejar una nota con la dirección a la que te mudes.
Me alegra que te hayan gustado los edificios, nómada. Si alguna vez vas a Pamplona (llevando una moto por encargo, o por otros motivos) en lugar de comer en cualquier parte, te recomiendo que lo hagas allí. Está abierto al público en general (a no ser que lo hayan reservado, lo que es muy raro). Se come bien y los precios son moderados. A pesar de las reformas que ha sufrido, conserva gran parte de su atractivo. No tiene pérdida: se encuentra justo enfrente del Edificio Central.
Gracias, Mertxe. Es muy interesante lo que dices de los edificios bajos. Es algo que da mucho que pensar...
Hola Glo,
Extraordinaria la villa imperial Katsura...
Sobre los comedores universitarios, las imágenes me han refrescado el recuerdo. La próxima vez que aterrice por el campus me fijaré más.
Disiento sobre la calidad de la comida pero hablo del pleistoceno (mediados los setenta). Puede que haya mejorado...
Un abrazo.
El conjunto de Katsura es una verdadera maravilla, y sorprende que las partes más antiguas, que paradójicamente son las que más "conectan" con la abstracción occidental todavía vigente, daten del siglo XVI.
Yo conocí comedores universitarios en los ochenta. Todavía conservaba su maravilloso aspecto original, aunque la comida no era demasiado buena. Después, acorde con el momento, llegó el cambio de manos de la que vinimos en llamar "Gorbachova". La comida mejoró notablemente, pero las reformas que se hicieron en el edificio, no estaban a la altura del proyecto original.
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