Cuando vivía en mi vida, es decir, cuando estaba en mi tierra (no es chovinismo, son las raíces que duelen lejos) echaba pestes por causa de los interminables días de lluvia o sempiternamente grises. Pero llevo siete años de sol, y entre la añoranza natural y lo pesadito que se pone el buen tiempo a fuerza de perseverar, cada vez que veo la fotografía de un paisaje anegado por las nubes se me cae la baba.
Quizá lo mejor sería hacer como Julio Caro Baroja, que tenía tres casas y las tres frecuentaba: la madre, que era la de Vera de Bidasoa; la esposa, la de Madrid... y la amante, la de Málaga.
Uno de los talentos de Patagonia, es combinar los azules con los blancos. Los primeros examinan silenciosamente el firmamento, los segundos acribillan la tierra.
5 comentarios:
Cuando vivía en mi vida, es decir, cuando estaba en mi tierra (no es chovinismo, son las raíces que duelen lejos) echaba pestes por causa de los interminables días de lluvia o sempiternamente grises. Pero llevo siete años de sol, y entre la añoranza natural y lo pesadito que se pone el buen tiempo a fuerza de perseverar, cada vez que veo la fotografía de un paisaje anegado por las nubes se me cae la baba.
¡Augggg...! ¿Seré rara?
Quizá lo mejor sería hacer como Julio Caro Baroja, que tenía tres casas y las tres frecuentaba: la madre, que era la de Vera de Bidasoa; la esposa, la de Madrid... y la amante, la de Málaga.
(jajajaja... Es una idea...)
Uno de los talentos de Patagonia, es combinar los azules con los blancos. Los primeros examinan silenciosamente el firmamento, los segundos acribillan la tierra.
Bienvenido, Mario.
Ya sabes que ésta es tu casa.
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