O villa Saboya, de Le Corbusier. Uno de los clásicos del siglo XX.
Elevarse un poco, "promenade architecturale" mediante, envuelto en elegantes proporciones, para contemplar finalmente el paisaje enmarcado tras un vidrio sencillo y transparente.
Sentirse un aristócrata de la era de la máquina es lo que propone el arquitecto.
2 comentarios:
Es hermoso y frío; y yo, que soy de espacios abierto, que me gusta sentir el vacío entre los muebles, pocos muebles, entre las paredes, las imprescindibles, creo que sentiría esa impronta de hielo.
Soy una exagerada, lo sé, pero es que a veces se hace difícil 'retratar' un sentimiento.
Pues resulta curioso que los países que acogieron con más entusiasmo esta estética para sus edificios no fueron los países del frío, sino los del calor.
Un abrazo.
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