"La vida es como un cedazo:
las falsas amistades se escurren por sí mismas.
Sólo quedan las piedras."
Gloria Fuertes
...
Imagino a aquella mujer en un piso de la parte vieja de Madrid. Un piso interior de una casa de madera, a una corrala llena de ruidos. Todo soledad: en la casa de alquiler; en el rellano con los vecinos que vienen y no se quedan mucho tiempo; en la calle de duro granito y ningún banco, toda comercios al por mayor.
Me senté en un cubo de piedra sin sentido en una plaza despojada de flores, y ella ocupó otro a mi lado. Me contó que en su casa no la querían y que por eso se encontraba en la calle. Lloraba.
Volví a mi piso de la parte vieja. Aquel piso de una casa de madera en inacabables obras de reforma, con ventanas a una corrala en la que se mezclaban los ruidos de radios y televisores. Volví a mi soledad de casa de alquiler, a la de aquel pasillo por el que solo pasaban desconocidos. Y me acosté para soñar en irme y no volver.
las falsas amistades se escurren por sí mismas.
Sólo quedan las piedras."
Gloria Fuertes
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Imagino a aquella mujer en un piso de la parte vieja de Madrid. Un piso interior de una casa de madera, a una corrala llena de ruidos. Todo soledad: en la casa de alquiler; en el rellano con los vecinos que vienen y no se quedan mucho tiempo; en la calle de duro granito y ningún banco, toda comercios al por mayor.
Me senté en un cubo de piedra sin sentido en una plaza despojada de flores, y ella ocupó otro a mi lado. Me contó que en su casa no la querían y que por eso se encontraba en la calle. Lloraba.
Volví a mi piso de la parte vieja. Aquel piso de una casa de madera en inacabables obras de reforma, con ventanas a una corrala en la que se mezclaban los ruidos de radios y televisores. Volví a mi soledad de casa de alquiler, a la de aquel pasillo por el que solo pasaban desconocidos. Y me acosté para soñar en irme y no volver.
2 comentarios:
Cuando íbamos de exámenes a los madriles, siempre nos alojábamos en la calle de la Victoria, paralela a Carretas. Aquello era lo más de lo más en ruidos y follones varios. Por las noches no se dormía ni una hora entre el cierre de bares y la llegada de los camiones de la basura. Era una pensión como la que describes, igualita, sólo que por entonces yo no estaba para captar soledades.
Magnífica Gloria Fuertes.
Madrid engaña: la efímera primavera y el colorido y apacible otoño esconden un desierto helado y calcinado; el corazón verde del Retiro no es más que un espejismo, pues pocos tienen tiempo de disfrutarlo; la luz cegadora mata al atardeder, y la aparente animación, no es más que la cáscara de una honda y abrumadora soledad...
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