20.11.13

LA EXTRAÑEZA DE LA ÓPERA

"... El caso de la ópera es particular porque fue un arte impuro desde su nacimiento, un arte ecléctico, que pretendía fundir artes opuestas –el teatro y la música- en uno solo y nuevo. Un arte, además, poco natural. Si nos ponemos a una distancia crítica, brechtiana, de este espectáculo, se antoja muy extraño y artificial que en una representación de las acciones humanas los personajes digan cantando lo que sienten, piensan y deciden, y que las acciones, incluidas aquellas en las cuales está en juego la vida de un personaje, se digan y se representen cantando. El canto mismo asume en la ópera la menos natural de las formas del canto: sopranos, contraltos, tenores y bajos parecen estar siempre al límite de la voz en los momentos dramáticos, de los que, por cierto, demasiadas partituras abusan. Esta es una de las razones por las que buena parte del público posible disgusta a priori de la ópera: le choca como concepto, y no tarda en calificar de ridículo al espectáculo..."

Leído aquí.

Encuentro estas afirmaciones especialmente sorprendentes tras el triunfo la canción pop romántica a plena voz (elíjase, como ejemplo de los muchos temas en los que la cantante grita más que canta, uno cualquiera de W. Houston), o tras la promoción internacional del flamenco, en el que la primera impresión es la de que los intérpretes están siendo apaleados. 

Por otra parte, está el cine "musical", mucho más artificioso que la ópera en la medida en que una acción más "absorbente" que la del teatro (un buen montaje cinematográfico nos transporta como nunca lo había conseguido antes otro arte), es detenida para dar paso a un tema musical (el equivalente a un aria en la ópera). 

Así que lo chocante no parece ser lo expuesto por usted, sino más bien el mero ver lo mismo desde otra circunstancia, en la que está incluido el paso del tiempo.

2 comentarios:

Mertxe dijo...

Pues yo me he dado una sorpresa a mí misma. En estos últimos dos años descubro que la ópera me atrapa, que me deja suspendida de algo misterioso que flota en el aire. ¿Será la edad? Sesenta y ocho tacos, por muy bien llevados que estén piel afuera, piel adentro, parece que empujan al más allá dla poética. Los griegos, esos ancestrales amigos que todos tenemos, ya lo sabían; enseguida unieron teatro y música, o, mejor, poesía y música, y también daban sus grititos. Por cierto, la WH me encanta...

Glo dijo...

Precisamente en este blog hay un tema que me gusta de ella.