30.12.13

ALFANHUÍ

 
"... Una noche de frío todos estaban en la cama. Alfanhuí junto al fuego, el aire de la cocina estaba caliente, cargado y esponjoso como un aceite lleno de grumos, que buscaba salir por las rendijas. La cerrazón de la cocina obligaba a las cosas a un sueño turbio y obstinado. Y todo se revolvía lleno de calor y de ahogo. Las arañas, los gatos, las carcomas, las hormigas empezaron a removerse como a disgusto, a arañar, yendo y viniendo, buscando respirar en los cuchillos de aire frío de las rendijas. Los gatos andaban de una parte a otra, se encaramaban en las sillas, en la mesa, en las ventanas; daban la vuelta a la habitación junto a las paredes y maullaban bajo, inquietamente. Alfanhuí miró la habitación, alumbrada por un candil grande. Era toda gris, los gatos grises, el fuego gris, como de una ceniza aceitosa, cerrada. Sólo resplandecía el aire en las rendijas, por donde entraban con fuerza los cuchillos de frío, como queriendo cortar aquella maraña espesa y ciega. Pero se embotaban y se deshacían no lejos de sus resquicios en-vueltos en el calor, doblados y ablandados como la cera. Alfanhuí se levantó del fuego y puso su oído junto a una rendija. Era una brecha fina, abierta entre los maderos de una ventana. Sintió un soplo dulce y silencioso, blando, constante y resbaladizo, como el tacto de una sábana fría.

Alfanhuí abrió la puerta de la casa. La luz de la cocina salió al campo y la cocina sorbió de la noche como una boca que respira, aspirando largo rato, llenando su pulmón. Se la oyó respirar muy hondo, llenarse de frescura. Alfanhuí estaba parado en el dintel. Fuera había nieve.

(...)

Alfanhuí recogió un brazado de leña nueva, verde y húmeda, y bajó a la casa. Con el rescoldo encendió aquella leña, que chisporroteaba y bufaba, soltando agua y humo como si se negara a arder y acabó dando una llama fría y metálica, con una luz clara y joven, que se movía mucho y alegremente alumbrando toda la cocina. Los gatos, las arañas, las carcomas, las hormigas huyeron.

Alfanhuí, de pie junto a la chimenea, miró por la puerta de par en par y vio cómo amanecía sobre el campo nevado..."

de Industrias y andanzas de Alfanhuí, de Rafael Sánchez Ferlsio.

2 comentarios:

Mertxe dijo...

Estaba en todos los exámenes. La traducción (versión) se las traía. Luego me vengué (como hacen los resentidos) en las espaldas de otros, mis alumnos. Eso sí, lo mejores. (jis...)

Glo dijo...

Mi aproximación a Ferlosio fue espontánea, no impuesta. Los potentes rayos de esa ortodoxia no llegaron a este remoto rincón de provincias. Quizá fuera que, para cuando yo empecé, la hoguera ya se había extinguido, como describía el propio Ferlosio: "...Cuando pasó la moda de los zapatos de charol, también se perdió el miedo a las cucarachas. Nadie se acordó más. Los periódicos anunciaron otros productos..."