En un artículo
enciclopédico dedicado a las especies autóctonas leo que "se suponen
evolutivamente adaptadas al ecosistema", lo que sugiere un movimiento
unidireccional en el que el ecosistema, y en general la circunstancia,
se consideran estáticos. Además, parece darse por hecho que la relación
que las especies autóctonas mantienen con su medio es "óptimo". Sin
embargo, se puede comprobar que, aún sin considerar la influencia del
Homo sapiens, muchas especies no se expanden, o incluso se encuentran en
regresión, lo que no parece indicativo de óptimo alguno.
Parece más sensato pensar que la relación óptima entre especie y circunstancia dura sólo un tiempo, de manera que puede decirse que el "paisaje" de la vida está compuesto mayoritariamente por inadaptados. Algo que puede suponer una ventaja potencial, pues la circunstancia, en su variación, puede volverse de nuevo favorable. Así, durante la última glaciación sucedió que muchas especies quedaron relegadas a regiones que mantuvieron un clima benigno, excepcional en las condiciones generales de frío y sequedad. Durante los períodos interglaciares y al finalizar la glaciación, estas especies se extendieron nuevamente, pasando de inadaptados a aventajados... sucediendo lo contrario a las especies favorecidas por los rigores glaciales.
Además, las especies, más que "adaptarse", parecen "probar suerte" por medio de mutaciones. Así, de vez en cuando, entre las gacelas nace alguna albina que, por su llamativo aspecto, es rechazada por el grupo y tiene menos posibilidades de sobrevivir. Pero si, repentinamente, sucediera algo no tan descabellado como que se pusiera a nevar, el espécimen albino resultaría el más aventajado.
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