Sobre la mayor parte de los asuntos de nuestra vida no podemos reflexionar, y terminamos haciendo "lo que se hace".
Aislarnos en una vivienda unifamiliar, por ejemplo, es algo con lo que soñamos y que hacemos realidad en cuanto podemos. Pensamos que, con ese cambio, nos libraremos de los vecinos. Imaginamos a los niños protegidos tras los límites de un jardín, y disfrutamos considerando el alivio de no tener que sacar al perro. Anhelamos construir la casa de nuestros sueños, o quizá deseamos sentirnos mecenas de la cultura, poniendo su realización en manos de "artistas", preferiblemente locales. Respecto al jardín, aspiramos a ser promotores de la pradera y el bosque como ideales de naturaleza. Además, es posible que tengamos la veleidad de plantar frutales y criar animales, para así terminar de convertirnos en Robinsones urbanos.
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