VI
M. R.
El jardín con surtidores bajo la lluvia
tan sólo lo verás desde el ventanuco
tras el vaho de los cristales. Tu alcoba
estará sólo iluminada por la lámpara del hogar
y alguna vez, a la luz de relámpagos lejanos, aparecerán
las arrugas de tu frente, viejo Amigo mío.
El jardín con surtidores que en tu mano
eran cadencia de otra vida más allá de los mármoles
rotos y trágicas columnas,
danza entre las adelfas,
junto a nuevas canteras,
un cristal turbio lo habrá cortado de tus horas.
No volverás a respirar: la tierra y savia de los árboles
volarán de tu memoria para estrellarse
contra ese cristal peinado por la lluvia
del mundo de afuera.
Yorgos Seferis/ Pedro Bádenas de la Peña
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