Cuando me enteré de su existencia, me sorprendió mucho la situación del nuevo puerto de La Coruña. Yo, que vivo a orillas del Atlántico, sé que ciertas exposiciones son conflictivas porque, por ejemplo, en Bilbao se abandonaron las obras del llamado dique de poniente debido a los problemas causados por el oleaje.
El nuevo puerto coruñés, se mire por donde se mire, se encuentra en la peor de las exposiciones posibles, y las olas de 16 m que rompen contra sus diques no tienen esa altura por la especial violencia del temporal, sino por la combinación de exposición y profundidad. La decisión política contravino lo que dicta el sentido común, pero el proyecto se llevó adelante porque existen los medios, aunque, eso sí: a un costo formidable. En una geografía en la que abundan esos refugios naturales llamados rías, uno se pregunta para qué ese esfuerzo, que además implica también (no hace falta ser muy perspicaz para preverlo) unos formidables costos de mantenimiento ¿No parece que eso va contra la manida sostenibilidad? ¿O es que el cinismo, la hipocresía y la ignorancia son tales que convierten en ociosas este tipo de consideraciones?
1 comentario:
Confirmadas las sospechas: https://www.farodevigo.es/galicia/2014/03/05/olas-saltan-punta-langosteira/979171.html
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